jueves, 7 de marzo de 2013

NO LO ASUSTÓ EL CUERO


NO LO ASUSTÓ EL CUERO

En menos de una década, Manufacturas Rical saldó deudas millonarias gracias a su plan exportador y a su alianza con Proexport. Esta pyme vende al exterior toda su producción.

Manufacturas Rical / Foto David Amado Pinto
En 2004 Ricardo Camelo, gerente y fundador de Manufacturas Rical, que hace artículos en cuero, les debía a los bancos 1.500 millones de pesos. “Cinco vidas y otra más me tomaba pagar eso”, afirma. Así se venía abajo su sueño de hacer empresa, una idea que empezó a madurar 20 años atrás.
A mediados de los años ochenta, un amigo con talento para trabajar el cuero le enseñó el oficio a Camelo, que entonces se desempeñaba como programador de sistemas en la Universidad Incca. “Me enamoré de lo que él hacía con el cuero. Y yo allí vi una oportunidad”, recuerda. Decidió financiar a su amigo y conseguirle clientes: Cacharrería Mundial fue el primero y el negoció empezó a crecer.
Más trabajo implicó más manos. Camelo alternó entonces su trabajo en la universidad con la manufactura, ayudó a su amigo a coser, cortar y crear. Esto los llevó a nuevos horizontes, como hacer maquila para otras compañías exportadoras como Mario Hernández y Gonari.
"Hace cuatro años pudimos sacar la cabeza, los bancos empezaron a ayudarnos, a creer en nosotros": Ricardo Camelo.
Camelo sigueevocando: “Estudié Contaduría Pública y mi proyecto de grado, en 1992, se llamaba ‘Proyecto de inversión para una industria exportadora de artículos de cuero’. Lo que plasmé en esa tesis es lo que tengo hoy”. Y cuando empezaron a crecer los pedidos, aparecieron las diferencias con su socio: Camelo quería expansión, industria; su amigo prefería lo artesanal. La sociedad terminó y poco después apareció en el camino ‘el gringo’, su primer cliente extranjero, con quien empezó su aventura exportadora. Esos años, le vendía mercancía y este le pagaba en 45 o 60 días después. Tuvo que fundar Manufacturas Rical para capitalizarse.
Manufacturas Rical / Foto David Amado Pinto
“Los bancos –recuerda Camelo– no ayudaban y desconfiaban cuando entraba el dinero del exterior. Me hacían llevarles fotocopias de pedidos y demás cosas absurdas para dejar entrar las divisas”. Su vida de pequeño exportador no era fácil.
Con ‘el gringo’ trabajó 13 años hasta que, endeudado hasta el cuello, pidió ayuda. Un abogado le planteó la situación: “Si el tipo necesita financiación que vaya a un banco, ¿usted es banco o fabricante?”. La pregunta cambió todo: “Le dije al Gringo que así no podía seguir y empecé a trabajar de la mano de Proexport”.

Ayuda extra 

Allí le explicaron cómo hacer un plan de exportación y cómo asistir a rondas de negocios:“Proexport me financió el primer catálogo, la página web, los pasajes e inscripciones de las rondas de negocios a las que he ido y los viajes a países donde he podido mostrar mi producto”.
CUESTIÓN DE GERENCIA
Exportar es el sueño de muchas pymes, pero no es tarea fácil. Según un estudio de la Universidad EAN, llegar a otros mercados no depende solamente del tamaño de la empresa, ni su ubicación geográfica, ni de sus productos, la clave está en las prácticas y estilos gerenciales de los líderes y sus trabajadores.
En el análisis se encontró que en 2000 había 1.711 pymes colombianas exportando bienes no tradicionales por encima de 100.000 dólares anuales, pero en 2010 de estas, solo 183 lograron permanecer en su actividad exportadora.
Camelo reporta al ente sus resultados y compartió con ellos el Premio Analdex a la vocación exportadora, uno de las distinciones más importante del sector. En su discurso de premiación les agradeció de corazón. Sus logros continuaron: consiguió un cliente en México, otro en Estados Unidos y siguió su expansión. Viajó a rondas en Guatemala, Brasil, México, Perú, Canadá y a varias ciudades de Estados Unidos.
Rical se caracteriza por hacer productos de gran tamaño para pocas empresas. Se destacan sus maletas, portafolios y bolsas de golf, entre otros. En sus meses de mayor producción, emplea a 70 trabajadores y en épocas normales a cerca de 45. Muchos de sus empleados son personas de edad avanzada, tanto que a los cortadores de cuero de la empresa les llaman ‘el geriátrico’. También hay madres cabeza de familia. En total, la empresa provee sustento a unas 200 familias.
Manufacturas Rical / Foto David Amado Pinto
En 2008 las ventas de Rical alcanzaron 1.900 millones de pesos; en 2009 se vendieron 1.300 millones de pesos, el descenso se dio por un dólar bajísimo y la gripa AH1N1, que golpeó fuerte a México, destino importante de exportaciones. En 2010 las ventas de 1.800 millones simbolizaron una recuperación y en 2011 llegó el mejor año hasta el momento, con 2.670 millones. Rical duplicó sus ventas desde la crisis de la gripe y así saldó sus grandes deudas.
Al respecto, Camelo cuenta: “Hace cuatro años pudimos sacar la cabeza, los bancos empezaron a ayudarnos, a creer en nosotros. Créditos grandes de Bancóldex nunca pude sacar, pero sí grandes sobregiros, que en términos de credibilidad para la empresa es algo importante. Hace años nadie quería ver nuestros cheques, hoy los proveedores se los disputan porque saben que reciben su pago”.
El valor de la confianza y el valor de la seriedad con la que Camelo planeó y ejecutó su empresa ya no es indiferente a los bancos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario